Creado por Playanchino por adopción

En pleno 2021 y alejado de la capital (donde nací) y trasplantado quizás en mi último viaje por el país desde la región de O’Higgins donde trabajé tantos años, me encuentro ahora radicado en Valparaíso hace 28 años, específicamente en Playa Ancha. Por esas casualidades de la vida me entero por un vecino, maestro jubilado y setentón como yo, de algunos hechos que ignoraba y que acontecieron muy cerca de donde actualmente vivo.

Hay un pequeño Pasaje (Carmen se llama) por la calle República, donde está la placita de las 4 palmeras, bautizada ahora como Plaza Libertad, vaya que ironía, ya que entrando al pasaje y a menos de 50 metros topa con un murallón de ladrillo botado de unos 2,5 metros de altura (en el cual se nota una división o pequeña grieta), el cual según me cuenta el vecino antes de aquel nefasto 11 de septiembre tenía no más de 1 metro de alto y era un lindo mirador, especialmente particular para los vecinos de las 4 casitas del Pasaje, pero como estaba abierto cualquiera que pasara por ahí podía asomarse y observar la linda vista. El caso es que debajo de aquel murito, funciona la 1ª Comisaría Sur de Playa Ancha de Carabineros hasta estos días, ahí abajo es un espacio grande donde estacionan los vehículos policiales y particulares de los funcionarios. Según me cuenta el vecino, en aquellos azarosos días de septiembre de 1973, llegaban los furgones repletos de detenidos (hombres y mujeres), los cuales eran bajados a empellones, apaleados y a patadas, luego los introducían en el cuerpo del edificio que da hacia la calle Aguayo (única entrada al recinto), desde donde se escuchaban desgarradores gritos, lamentos y quejidos, sin que nadie pudiera hacer algo. Al día siguiente o quizás dos o tres días después sacaban a los detenidos todos maltrechos al patio-estacionamiento y eran subidos a los furgones con rumbo desconocido, probablemente a alguno de los tantos lugares de detención o confinamiento que el aparato represor rápidamente había dispuesto en Valparaíso como: el Cuartel Silva Palma, el Regimiento Maipo, el buque escuela Esmeralda, el Estadio Municipal en aquel entonces (actual Elías Figueroa Brander) o algún otro sitio en Valparaíso, o quizás algunos fueron a parar directamente a la fosa común en el Cementerio Nº 3 de Playa Ancha.

Los vecinos del Pasaje vivían aterrados, según me cuenta el vecino en cuestión que vivía en una de esas casitas, con mucho susto porque su padre había pertenecido a una de las JAP, fue así que en uno de esos primeros días después del 11, aparecieron los carabineros premunidos de ladrillos y mezcla de cemento y rápidamente le dieron al muro la altura que tiene hasta hoy y le pusieron en la parte superior pedazos de vidrios por si algún vecino curioso quisiera encaramarse a mirar que pasaba allá abajo en el patio de la Comisaría, la cual hasta antes del golpe era respetada por todos.

Me pregunto ¿en cuántos otros lugares del país, tranquilos en apariencia como el Pasaje Carmen, se habrá visto alterada la tranquilidad de los vecinos por hechos tan deleznables como los que he relatado? … Es cosa de observar y averiguar, y podríamos encontrarnos con más desagradables sorpresas.